Pese a lo que los acontecimientos demostraron después, en 1972 y 1973 la derrota del Sur no estaba clara para ninguna de las dos partes. Por un lado combatían ya a solas, pero por el otro estaban recuperando territorio y Estados Unidos les había entregado 2.500 millones de dólares en armas y municiones, suficiente para resistir durante varios años.
Tampoco las circunstancias internacionales se lo ponían fáciles a ninguno de los dos bandos.
Problemas económicos
Pese a la generosa carga del arsenal que habían dejado los norteamericanos la salida de la guerra redujo por dos veces las ayudas económicas al régimen de Saigón (primero por Nixon y después por el Congreso) hasta dejarlas en 700 millones de dólares anuales.
Este recorte en las ayudas aumentó aún más en 1975 lo que obligó a dejar en tierra a más de 200 aviones, la mitad de la fuerza aérea survietnamita.
La Crisis del petróleo aumentó el precio de los alimentos y otros productos de primera necesidad en todo el Sur lo que obligó a muchos soldados a realizar trabajos extras fuera de las filas o a dejar su puesto para poder ganar lo suficiente como para mantener a sus familias reduciendo, claro está, el tiempo disponible para entrenamientos y operaciones.
Para el norte las cosas no marchaban mucho mejor. La política de acercamiento de Nixon a China (la famosa Diplomacia del Ping Pong de 1971 y la visita a Pekín de Nixon en 1972) hacía pensar en una disminución de la ayuda militar del gigante asiático a Vietnam del Norte.
Unido a esto la URSS también bajó sus generosas aportaciones de fondos y armas al tener que preocuparse de la seguridad de sufrontera con China, en la que llegaron a darse enfrentamientos esporádicos.
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